jueves, 1 de octubre de 2015

Fragmento de Rayuela - Capítulo 74 - Julio Cortazar

En un plano de hechos cotidianos, la actitud de mi inconformista se traduce por su rechazo de todo lo que huele a idea recibida, a tradición, a estructura gregaria basada en el miedo y en las ventajas falsamente recíprocas. Podría ser Robinson sin mayor esfuerzo. No es misántropo, pero solo acepta de hombres y mujeres la parte que no ha sido plastificada por la superestructura social; él mismo tiene medio cuerpo metido en el molde y lo sabe, pero ese saber es activo, y no la resignación del que marca el paso.

Fragmento de RAYUELA (1963) - Julio Cortázar

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. 
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua." 

martes, 10 de junio de 2014

Porque me cree su perro - Oliverio Girondo.


Y sacaréme la niebla
el turbio zumo oscuro del traspienso
la pulpa
la soborra de mente
toda su gris resaca me sacaré hasta el meollo
antes de que se asiente
la áspera espera arena que taté teté yo y lamí
y tragué yo en la sed
a trago tardo largo
lo hueco
lo plenamente hueco y que no es más que hueco
pero crece
sin fin ni sino o causa o pauta o pausa me sacaré yo el lastre que no lastra
por no saber a piedra
por no saber saber
ni saber no saber
los decesos del seso y sus desechos me sacaré yo de pie
junto con tanta sombra sórdida que sobra de cuanto fue y no fue
o fue fue
y no se fue
aunque retorne al árbol del primo primo simio me sacaré yo sin tino la maraña
demasiadísimo humana
y mil y miles vueltas y revueltas y contras y recontras
y sus colas
y sus entelequitas y emocioncitas nómadas
y más y más
de cuajo me sacaré el obtuso yo zurdo absurdo burdo que aún busca ser herido aunque sonría
entre otros obvios sordos escombros naturales
y restos casi muertos de algún yo otro propio que todavía ulula
porque me cree su perro.

miércoles, 4 de junio de 2014

Fragmento de "Romeo y Julieta", acto III, escena V - William Shakespeare

Escena V
(Alcoba de Julieta.)
(Entran ésta y ROMEO.)

JULIETA
¿Quieres dejarme ya? Aún dista el amanecer: fue la voz del
ruiseñor y no la de la alondra la que penetró en tu alarmado oído.
Todas las noches canta sobre aquel granado. Créeme, amor mio,
fue el ruiseñor.

ROMEO
Era la alondra, la anunciadora del día, no el ruiseñor. Mira, mi bien,
esos celosos resplandores que orlan, allá en el Oriente, las nubes
crepusculares: las antorchas de la noche se han extinguido y el
riente día trepa a la cima de las brumosas montañas. Tengo que
partir y conservar la vida, o quedarme y perecer.

JULIETA
Esa luz no es la luz del día, estoy segura, lo estoy: es algún meteoro
que exhala el sol, para que te sirva de hachero esta noche y te
alumbre en tu ruta hacia Mantua. Demórate, así, algo más; no tienes
precisión de marcharte.

ROMEO
Que me sorprendan, que me maten, satisfecho estoy con tal que tú lo
quieras. No, ese gris resplandor no es el resplandor matutino, es sólo el
pálido reflejo de la frente de Cintia; no, no es la alondra
la que hiere con sus notas la bóveda celeste a tan inmensa altura de
nosotros. Más tengo inclinación de quedarme que voluntad de
irme. Ven, muerte; ¡bienvenida seas! Así lo quiere Julieta. -¿Qué dices,
alma mía? Platiquemos; la aurora no ha lucido.

JULIETA
Sí, sí, parte, huye, vete de aquí. Es la alondra la que así desafina,
lanzando broncas discordancias, desagradables sostenidos. Propalan que
la alondra produce melodiosos apartes; no es así, pues que deshace
el nuestro. La alondra se dice que ha cambiado de ojos con el
repugnante sapo: ¡oh! quisiera en este momento que hubieran también
cambiado de voz; pues que esta voz, atemorizados, nos
arranca de los brazos al uno del otro y te arroja de aquí con sones
que despiertan al día. ¡Oh! Parte desde luego; la claridad
aumenta más y más.

ROMEO
¿Más y más claridad? Más y más negro es nuestro infortunio.
(Entra la NODRIZA.)

NODRIZA
¡Señora!

JULIETA
¿Nodriza?

NODRIZA
La señora condesa se dirige a vuestro aposento: es de día, estad
sobre aviso, ojo alerta.
(Vase la NODRIZA.)

JULIETA
En tal caso, ¡oh ventana!, deja entrar el día y salir mi vida.

ROMEO
¡Adiós, adiós! Un beso, y voy a bajar.
(Empieza a bajar.)

JULIETA
¡Amigo, señor, dueño mío! ¿así me dejas? Necesito nuevas
tuyas a cada instante del día, pues que muchos días hay en cada minuto.
¡Oh! Por esta cuenta, muchos años pesarán sobre mí cuando
vuelva a ver a mi Romeo.

ROMEO
Adiós; en cuantas ocasiones haya, amada mía, te enviaré mis
recuerdos.

JULIETA
¡Oh! ¿Crees tú que aún nos volveremos a ver?

ROMEO
No lo dudo; y todos estos dolores harán el dulce entretenimiento
de nuestros venideros días.

JULIETA
¡Dios mío! Tengo en el alma un fatal presentimiento. Ahora, que
abajo estás, me parece que te veo como un muerto en el fondo de
una tumba. O mis ojos se engañan, o pálido apareces.

ROMEO
Pues créeme, mi amor, de igual suerte te ven los míos. El dolor
penetrante deseca nuestra sangre. ¡Adiós! ¡Adiós!
(Desaparece ROMEO.)

JULIETA
¡Oh fortuna! ¡Fortuna! La humanidad te acusa de inconstante. Si
inconstante eres, ¿qué tienes que hacer con Romeo, cuya lealtad es
notoria? Sé inconstante, fortuna; pues que así alimentaré la
esperanza de que no le retendrás largo tiempo, volviéndole a mi lado.

LADY CAPULETO (desde dentro.)
¡Eh! ¡Hija mía! ¿Estás levantada?

JULIETA
¿Quién llama? ¿Acaso, la condesa mi madre? ¿Es que tan tarde no se
ha acostado aún, o que se halla en pie tan de mañana? ¿Qué
extraordinario motivo la trae aquí?]
(Entra LADY CAPULETO.)

LADY CAPULETO
¡Eh! ¿Qué tal va, Julieta?

JULIETA
No estoy bien, señora.

LADY CAPULETO
¿Siempre llorando la muerte de vuestro primo? ¡Qué! ¿Pretendes
quitarle el polvo de la tumba con tus lágrimas? Aunque lo alcanzaras,
no podrías retornarle la vida. Basta pues; un dolor moderado prueba
gran sentimiento; un dolor excesivo, al contrario, anuncia siempre cierta
falta de juicio.

JULIETA
Dejadme llorar aún una pérdida tan sensible.

LADY CAPULETO
Haciéndolo, sentirás la pérdida, sin sentir a tu lado al amigo por
quien lloras.

JULIETA
Sintiendo de tal suerte la pérdida, tengo a la fuerza que llorarle
siempre.

LADY CAPULETO
Vaya, hija, lloras, no tanto por su muerte, como por sabor que vive el
miserable que le mató.

JULIETA
¿Qué miserable, señora?

LADY CAPULETO
Ese miserable Romeo.

JULIETA
Entre un miserable y él hay muchas millas de distancia. ¡Perdónele
Dios! Yo le perdono con toda mi alma y, sin embargo, ningún
hombre aflige tanto como él mi corazón.

LADY CAPULETO
Sí, porque vive el traidor asesino.

JULIETA
Cierto, señora, lejos del alcance de mis brazos. ¡Que no fuera yo sola
la encargada de vengar la muerte de mi primo!

LADY CAPULETO
Alcanzaremos venganza de ella, pierde cuidado: así, no llores más. Avisaré
en Mantua, donde vive ese vagabundo desterrado -a cierta
persona que le brindará una eficaz poción, con la que irá
pronto a hacer compañía a Tybal, y entonces, me prometo que estarás
satisfecha.

JULIETA
Sí, jamás me hallaré satisfecha mientras no vea a Romeo muerto-
está realmente mi pobre corazón por el daño de un pariente.
Señora, si pudieseis hallar un hombre, tan sólo para llevar el
veneno, yo lo prepararía de modo que, tomándolo Romeo, durmiera en
paz sin retardo. -¡Oh! ¡Cuánto repugna a mi corazón el oírle nombrar y
no poder ir hacia él. -¡Y no vengar el afecto que profesaba a mi primo
sobre la persona del que lo ha matado!

LADY CAPULETO
Halla tú los medios, y yo encontraré el hombre. Ahora, hija mía,
voy a participarte alegres noticias.

JULIETA
Sí, en tan preciso tiempo, la alegría viene a propósito. Por favor,
señora madre, ¿qué nuevas son ésas?

LADY CAPULETO
Vaya, hija, vaya, tienes un padre cuidadoso, un padre que, para
libertarte de tu tristeza, ha preparado un pronto día de regocijo, que ni
sueñas tú ni me esperaba yo.

JULIETA
Sea en buen hora, ¿qué día es ése, señora?

LADY CAPULETO
Positivamente, hija mía, el jueves próximo, bien de mañana, el
ilustre, guapo y joven hidalgo, el conde Paris, en la iglesia de San
Pedro, tendrá la dicha de hacerte ante el altar una esposa feliz.

JULIETA
¡Ah! Por la iglesia de San Pedro y por San Pedro mismo, no hará de
mí ante el altar una feliz esposa. Me admira tal precipitación; el
que tenga que casarme antes que el hombre que debe ser mi marido me
haya hecho la corte. Os ruego, señora, digáis a mi señor y padre
que no quiero desposarme aún, y que, cuando lo haga, juro
efectuarlo con Romeo, a quien sabéis que odio, más bien que con Paris.
Éstas son nuevas realmente.

LADY CAPULETO
Ahí viene vuestro padre, decidle eso vos misma [y ved cómo lo
recibe de vuestra boca.]
(Entran CAPULETO y la NODRIZA.)

CAPULETO
Cuando el sol se pone, el aire gotea rocío; mas por la
desaparición del hijo de mi hermano llueve en toda forma.] ¿Cómo,
cómo, niña, [una gotera tú? ¿Siempre llorando?] ¡Tú un chaparrón
eterno!De tu pequeño cuerpo haces a la vez un océano, una barca,
un aquilón; pues tus ojos, que mantienen un continuo flujo y
reflujo de lágrimas, son para mí como el mar, tu cuerpo es la barca
que boga en esas ondas saladas, el aquilón tus suspiros que, luchando en
mutua furia con tus lágrimas, harán, si una calma súbita no
sobreviene, zozobrar tu cuerpo, batido por la tempestad. -¿Qué tal,
esposa? ¿Le habéis significado nuestra determinación?

LADY CAPULETO
Sí, pero ella no quiere, ella os da las gracias, señor.
¡Deseara que la loca estuviese desposada con su tumba!

CAPULETO
[Poco a poco, entérame, mujer, entérame.] ¡Cómo! ¿no quiere,
no nos da las gracias? ¿No está orgullosa, [no se estima feliz de que
hayamos hecho que un tan digno hidalgo, no valiendo ella nada, se
brinde esposo suyo?]

JULIETA
No orgullosa de lo alcanzado, sí agradecida a vuestro esfuerzo.
Jamás puedo estar orgullosa de lo que detesto; mas sí obligada a lo
mismo que odio cuando es indicio de amor.

CAPULETO
¡Cómo, cómo! ¡Cómo, cómo! ¡Respondona!¿Qué
significa eso? Orgullosa y agradecida -desobligada -y sin embargo, no
orgullosa -[Oíd, señorita remilgada:] no me vengáis con
afables agradecimientos, con hinchazones de orgullo; antes bien,
aprestad vuestras finas piernas para ir el jueves próximo a la iglesia
de San Pedro, en compañía de Paris, o te arrastraré hacia allí sobre un
zarzo. ¡Fuera de aquí clorótica [materia!] ¡Fuera, miserable! ¡Cara de
sebo!

LADY CAPULETO
[¡Vaya, anda, anda! ¿Estás sin sentido?]

JULIETA
Querido padre, [os pido de rodillas que me oigáis, [con calma,]
producir [sólo una frase.]

CAPULETO
[¡Llévete el verdugo, joven casquivana, refractaria criatura»!] Te lo
repito: o ve a la iglesia el jueves, o nunca vuelvas a presentarme la cara.
Ni una palabra, ni una réplica, muda la boca; tienen mis dedos
tentación. -Señora, creíamos pobremente bendecido nuestro enlace
porque Dios nos había dado tan sólo esta única hija; pero veo ahora
que ésa una está de sobra y que hemos tenido en ella una maldición.
¡Desaparezca, miserable!

NODRIZA
¡Que Dios, desde el cielo, la bendiga! -Hacéis mal, señor, en tratarla
así.

CAPULETO
¿Y por qué, señora Sabiduría? Retened la lengua, madre Prudencia;
id a parlotear con vuestros iguales.

NODRIZA
No digo ninguna indignidad.

CAPULETO
¡Ea, vete con Dios!

NODRIZA
¿No se puede hablar?

CAPULETO
¡Silencio, caduca farfullera! Reserva tus prédicas para tus comadres
de banquete; pues aquí no necesitamos de ellas.

LADY CAPULETO
Os acaloráis demasiado.

CAPULETO
¡Hostia divina! Eso me trastorna el juicio. De día, de
noche, a cada hora, a cada minuto, en casa, fuera de casa, solo o
acompañado, durmiendo o velando, mi único afán ha sido el casarla, y
hoy, que he hallado un hidalgo de faustosa alcurnia, que posee
bellos dominios, joven, de noble educación, lleno, como se
dice, de caballerosos dones, un hombre tan cumplido como puede un
corazón desearlo... -venir, una tonta, lloricona criatura, una
quejumbrosa muñeca a responder cuando se le presenta su fortuna: [Yo
no quiero casarme, -] No puedo amar, -Soy demasiado joven, -Os
ruego que me perdonéis. -Sí, si no queréis casaros, os perdonaré; id a
holgaros donde os plazca, no habitaréis más conmigo. Fijaos en esto,
pensad en ello, no acostumbro chancearme. El jueves se acerca; poned
la mano sobre el corazón, aconsejaos. Si sois mi hija, mi amigo os
alcanzará; si no lo sois, haceos colgar, mendigad, pereced de hambre,
morid en las calles; pues, por mi alma, jamás os reconoceré; nada de
cuanto me pertenece se empleará jamas en vuestro bien. Contad con
esto, reflexionad; no quebrantaré mi palabra.
(Vase.)

JULIETA
¿No existe, no hay piedad en el cielo que penetre la profundidad de
mi dolor? ¡Oh tierna madre mía, no me arrojéis lejos de vos! Diferid
este matrimonio por un mes, por una semana; o, si no lo hacéis, erigid
mi lecho nupcial en el sombrío monumento que Tybal reposa.

LADY CAPULETO
No te dirijas a mí, pues no responderé una palabra. Haz lo que
quieras, todo ha concluido entrelas dos.
(Se marcha.)

JULIETA
¡Dios mío! -Nodriza, ¿cómo precaver esto? Mi marido está en la
tierra, mi fe en el cielo: ¿cómo esta fe puede descender aquí abajo, si no
es que mi esposo me la devuelve desde arriba, abandonando el mundo?
-Dame consuelo, aconséjame. -¡Ay, ay de mí! ¡Que el cielo ponga en
práctica engaños contra un tan apacible ser como yo! -¿Qué dices? ¿No
tienes una palabra de alegría, algún consuelo, nodriza?

NODRIZA
Sí, en verdad, hele aquí: Romeo está desterrado, y apostaría el
mundo contra nada a que no osará jamás venir a reclamaros, y a
que, si lo hace, será indispensablemente a ocultas. [En vista de esto,
pues que al presente la situación es tal,] opino que lo mejor para vos
sería casaros con el conde. ¡Oh! ¡Es un amable caballero! Romeo
es un trapo a su lado. [Un águila, señora, no tiene tan claros,
tan vivos, tan bellos ojos como tiene Paris]. ¡Pese a mi propio corazón,
creo que es una dicha para vos este segundo matrimonio! [Está muy por
encima del primero y, prescindiendo de esto], vuestro primer marido no
existe, lo que equivale a tanto como a tenerle viviente en la tierra
sin que le poseáis.

JULIETA
¿Hablas de corazón?

NODRIZA
Y también de alma, o que Dios me castigue.

JULIETA
Amén.

NODRIZA
¿Qué?

JULIETA
Vaya, me has consolado maravillosamente. Entra y di a la condesa
que, habiendo disgustado a mi padre, he ido a la celda de Fray Lorenzo
a confesarme y a alcanzar absolución.

NODRIZA
Corriente, iré a decirlo; en esto obráis cuerdamente.
(Vase.)

JULIETA
¡Vieja condenada! ¡Perverso Satanás! ¿Cuál es peor pecado:
inducirme así al perjurio, o improperar a mi señor con esa propia lengua
que tantos millares de veces le ha puesto por encima de toda
comparación? -Anda, consejera; tú y mi corazón han hecho eterna
ruptura. -Voy a visitar al monje, para ver el recurso que me ofrece. Si
todo medio falla, tengo el de acabar conmigo.
(Vase.)

Fragmento de "Romeo y Julieta", Acto II, Escena I - William Shakespeare

Bajo el balcón de Julieta. (Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto. Julieta aparece en una ventana)

Romeo:- ¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ¡Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! ¡No la sirvas, que es envidiosa! Su tocado de vestal es enfermizo y amarillento, y no son sino bufones los que lo usan, ¡Deséchalo! ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece!… Habla… más nada se escucha; pero, ¿qué importa? ¡Hablan sus ojos; les responderé!…Soy demasiado atrevido. No es a mi a quien habla. Las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la bóveda celestial unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!… ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar esa mejilla!

Julieta:- ¡Ay de mí!

Romeo:- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos estáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.

Julieta:- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.

Romeo:- (Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?

Julieta:- ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!

Romeo:- Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!

Julieta:- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?

Romeo:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.

Julieta:- Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Motesco?

Romeo:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.

Julieta:- Y dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te descubriera.

Romeo:- Con ligeras alas de amor franquee estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. Por tanto, tus parientes no me importan.

Julieta:- ¡Te asesinarán si te encuentran!

Romeo:- ¡Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame tan sólo con agrado, y quedo a prueba de su enemistad.

Julieta:- ¡Por cuanto vale el mundo, no quisiera que te viesen aquí!

Romeo:- El manto de la noche me oculta a sus miradas; pero, si no me quieres, déjalos que me hallen aquí. ¡Es mejor que termine mi vida víctima de su odio, que se retrase mi muerte falto de tu amor.

Julieta:- ¿Quién fue tu guía para descubrir este sitio?

Romeo:- Amor, que fue el primero que me incitó a indagar; él me prestó consejo y yo le presté mis ojos. No soy piloto; sin embargo, aunque te hallaras tan lejos como la más extensa ribera que baña el más lejano mar, me aventuraría por mercancía semejante.

Julieta:- Tú sabes que el velo de la noche cubre mi rostro; si así lo fuera, un rubor virginal verías teñir mis mejillas por lo que me oíste pronunciar esta noche. Gustosa quisiera guardar las formas, gustosa negar cuanto he hablado; pero, ¡adiós cumplimientos! ¿Me amas? Sé que dirás: sí, yo te creeré bajo tu palabra. Con todo, si lo jurases, podría resultar falso, y de los perjurios de los amantes dicen que se ríe Júpiter. ¡Oh gentil Romeo! Si de veras me quieres, decláralo con sinceridad; o, si piensas que soy demasiado ligera, me pondré desdeñosa y esquiva, y tanto mayor será tu empeño en galantearme. En verdad, arrogante Montesco, soy demasiado apasionada, y por ello tal vez tildes de liviana mi conducta; pero, créeme, hidalgo, daré pruebas de ser más sincera que las que tienen más destreza en disimular. Yo hubiera sido más reservada, lo confieso, de no haber tú sorprendido, sin que yo me apercibiese, mi verdadera pasión amorosa. ¡Perdóname, por tanto, y no atribuyas a liviano amor esta flaqueza mía, que de tal modo ha descubierto la oscura noche!

Romeo:- Te juro, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de los árboles…

Julieta:- No jures por la luna, que es su rápida movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar su inconstancia.

Romeo:- ¿Pues por quién juraré?

Julieta:- No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en quien he de creer.

Romeo:- ¿Pues por quién juraré?

Julieta:- No jures. Aunque me llene de alegría el verte, no quiero esta noche oír tales promesas que parecen violentas y demasiado rápidas. Son como el rayo que se extingue, apenas aparece. Aléjate ahora: quizá cuando vuelvas haya llegado abrirse, animado por las brisas del estío, el capullo de esta flor. Adiós, ¡ojalá caliente tu pecho en tan dulce clama como el mío!

Romeo:- ¿Y no me das más consuelo que ése?

Julieta:- ¿Y qué otro puedo darte esta noche?

Romeo:- Tu fe por la mía.

Julieta:- Antes de la di que tú acertaras a pedírmela. Lo que siento es no poder dártela otra vez.

Romeo:- ¿Pues qué? ¿Otra vez quisieras quitármela?

Julieta:- Sí, para dártela otra vez, aunque esto fuera codicia de un bien que tengo ya. Pero mi afán de dártelo todo es tan profundo y tan sin límite como los abismos de la mar. ¡Cuando más te doy, más quisiera date!… Pero oigo ruido dentro. ¡Adiós no engañes mi esperanza… Ama, allá voy… Guárdame fidelidad, Montesco mío. Espera un instante, que vuelvo en seguida.

Romeo:- ¡Noche, deliciosa noche! Sólo temo que, por ser de noche, no pase todo esto de un delicioso sueño

Julieta:- (Asomada otra vez a la ventana) Sólo te diré dos palabras. Si el fin de tu amor es honrado, si quieres casarte, avisa mañana al mensajero que te enviaré, de cómo y cuando quieres celebrar la sagrada ceremonia. Yo te sacrificaré mi vida e iré en pos de ti por el mundo.

Ama:- (Llamando dentro) ¡Julieta!

Julieta:- Ya voy. Pero si son torcidas tus intenciones, suplícote que…

Ama:- ¡Julieta!

Julieta:- Ya corro… Suplícote que desistas de tu empeño, y me dejes a solas con mi dolor. Mañana irá el mensajero…

Romeo:- Por la gloria…

Julieta:- Buenas noches.

Romeo:- No. ¿Cómo han de ser buenas sin tus rayos? El amor va en busca del amor como el estudiante huyendo de sus libros, y el amor se aleja del amor como el niño que deja sus juegos para tornar al estudio.

Julieta:- (Otra vez a la ventana) ¡Romeo! ¡Romeo! ¡Oh, si yo tuviese la voz del cazador de cetrería, para llamar de lejos a los halcones¡ Si yo pudiera hablar a gritos, penetraría mi voz hasta en la gruta de la ninfa Eco, y llegaría a ensordecerla repitiendo el nombre de mi Romeo.

Romeo:- ¡Cuán grado suena el acento de mi amada en la apacible noche, protectora de los amantes! Más dulce es que la música en oído atento.

Julieta:- ¡Romeo!

Romeo:- ¡Alma mía!

Julieta:- ¿A qué hora irá mi criado mañana?

Romeo:- A las nueve.

Julieta:- No faltará. Las horas se me harán siglos hasta que llegue. No sé para qué te he llamado.

Romeo:- ¡Déjame quedar aquí hasta que lo pienses!

Julieta:- Con el contento de verte cerca me olvidaré eternamente de lo que pensaba, recordando tu dulce compañía.

Romeo:- Para que siga tu olvido no he de irme.

Julieta:- Ya es de día. Vete… Pero no quisiera que te alejaras más que el breve trecho que consiente alejarse al pajarillo la niña que le tiene sujeto de una cuerda de seda, y que a veces le suelta de la mano, y luego le coge ansiosa, y le vuelve a soltar…

Romeo:- ¡Ojalá fuera yo ese pajarillo!

Julieta:- ¿Y qué quisiera yo sino que lo fueras? Aunque recelo que mis caricias habían de matarte. ¡Adiós, adiós! Triste es la ausencia y tan dulce la despedida, que no sé cómo arrancarme de los hierros de esta ventana.

Romeo:- ¡Qué el sueño descanse en tus dulces ojos y la paz en tu alma! ¡Ojalá fuera yo el sueño, ojalá fuera yo la paz en que se duerme tu belleza! De aquí voy a la celda donde mora mi piadoso confesor, para pedirle ayuda y consejo en este trance.

domingo, 1 de junio de 2014

¡Sépanlo todos! Cada hombre mata lo que ama: unos, con mirada cruel; otros, con palabras amorosas; el cobarde, con un beso, y el valiente, con la espada.


Oscar Wilde


Crónica de una muerte anunciada (RESUMEN) - Gabriel García Márquez.


Contexto Histórico


"Crónica de una muerte anunciada" es la séptima novela de Gabriel García Márquez. Se publicó en 1981 y su éxito ha sido y sigue siendo muy notable. Constituye su obra más "realista" pues se basa en un hecho histórico ocurrido en su tierra natal (Colombia). A este respecto dijo Márquez en una entrevista: "No hay ni una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en un hecho real." y en este libro es indudable.

Gabriel García Márquez vivía en una pequeña aldea de Aracataca, situada casi al pie de la Sierra de Santa Marta, en los Andes de Colombia, sobre la costa del mar Caribe, lugar que toma de referencia para la redacción de esta obra.

En Márquez la mezcla entre mito y realidad ofrece libros sorprendentes. El mito sirve como punto de partida a de la realidad, porque alguna vez ha tenido que existir ese mito, de manera absolutamente natural. La misma realidad siempre está potenciada por el conjunto de unas líneas tan cargadas de una atracción que enganchan al lector a la novela desde el principio.

Comienza la novela por el final: diciendo que Santiago Nasar ya esta muerto, y que lo mataron los hermanos Vicario para vengar el honor deshonrado de su hermana Ángela. El relato termina precisamente en el momento en el que Santiago Nasar muere.

Resumen

El día que mataron a Santiago Nasar, se levantó a las 5:30 de la mañana, después de haber asistido el día anterior a la boda de Ángela Vicario. Se dirigía al puerto para recibir al obispo que venía en barco a darle la bendición al pueblo. Santiago era el hijo único de un matrimonio por conveniencia, era rico, su padre era árabe, tenía una hacienda y le gustaban las armas, mientras que su madre era sensible y sólo amaba a su hijo.

Esa mañana, Santiago sentía un dolor de cabeza y había tenido sueños extraños la noche anterior, pero ni él ni su madre, Plácida Linero, previeron el peligro que le esperaba. Salió vestido de lino blanco después de haber desayunado. Victoria Guzmán, la cocinera, estaba enterada de que iban a matar a Santiago, pero no le dijeron nada porque en el fondo, Victoria Guzmán deseaba que lo mataran. En el suelo, había una carta de advertencia para Santiago en donde le especificaban quiénes lo matarían, por qué razones y a qué hora lo harían, pero cuando Santiago salió, ni él ni nadie la vio hasta después del asesinato.

Santiago Nasar salió por la puerta principal y se dirigió rumbo al puerto. Al pasar cerca de la tienda de Clotilde Armenta, Pedro y Pablo Vicario, gemelos de 24 años, ya estaban esperando a Santiago para matarlo, sin embargo, Clotilde les pidió que dejaran sus asuntos para después por respeto al obispo.

El obispo no bajó del barco y desde allí dio la bendición. Santiago se sentía decepcionado, pues esperaba besarle la mano. De regreso se encontró con Margot, la hermana del narrador, quien invitó a Santiago a la casa a desayunar, pero éste prometió regresar en cuanto se cambiara de vestimenta. Muchos de los que estaban en el puerto sabían que a Santiago Nasar lo iban a matar. Don Lázaro Aponte, alcalde municipal, creyó que ya no corría ningún peligro, asimismo, el padre Carmen Amador. Cuando Margot caminaba rumbo a su casa, se enteró del escándalo que circulaba: la hermosa Ángela Vicario, que se había casado el día anterior, había sido devuelta a casa de sus padres porque el esposo encontró que no era virgen. Nadie podía explicarle cómo fue que el pobre Santiago Nasar terminó comprometido en semejante enredo, pero sí sabía con seguridad que los hermanos de Ángela lo estaban esperando para matarlo. Margot le contó a su madre la posible tragedia y ella salió rápidamente para avisarle a Plácida acerca de los intentos de asesinato contra su hijo, sin embargo, cuando iba en la calle, le dijeron que ya era muy tarde, Santiago ya había sido asesinado.

II

Bayardo San Román, el hombre que devolvió a la esposa, había venido por primera vez en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda. Andaba por los 30 años, era muy rico, tenía los ojos dorados, de cintura angosta y parecía un hombre triste. Nadie supo nunca a qué vino realmente, se decía que andaba de pueblo en pueblo buscando novia para casarse. La noche en que llegó dio a entender en el cine que era ingeniero de trenes y habló de la urgencia de construir un ferrocarril. Nunca se estableció muy bien cómo se conocieron él y Ángela, pero supuestamente un día Bayardo vio a Ángela caminar por la calle junto con su madre y dijo que se casaría con ella, posteriormente, hubo una feria en donde se subastaron varias cosas y Ángela era quien cantaba las cifras. Bayardo compró todos los artículos de la rifa y en especial la ortofónica, la cual envió a casa de Ángela envuelta y adornada para regalo por su cumpleaños.

Ángela Vicario era la hija menor de una familia de recursos escasos. Su padre, Poncio Vicario, era ciego y orfebre de pobres. Purísima del Carmen, su madre, había sido maestra de escuela hasta que se casó. Las dos hijas mayores de Pura se habían casado muy tarde y una hija intermedia falleció de fiebres crepusculares.

Ángela era la más bella de las cuatro, pero tenía un aire desamparado y una pobreza de espíritu que le aguardaban un porvenir incierto.

Al muy poco tiempo, Bayardo San Román le propuso matrimonio a Ángela. Ella no estaba muy convencida de convertirse en su esposa, pero él había atrapado con sus encantos a la familia Vicario y además representaba una gran bendición, tomando en cuenta el estatus social de la familia. La madre de Ángela pidió que Bayardo San Román acreditara su identidad, pues hasta entonces nadie sabía quién era. Bayardo trajo a su familia para ponerle fin a las distintas conjeturas y chismes que circulaban en el pueblo acerca de su identidad. Eran cuatro: la madre, Alberta Simonds, una mulata grande de Curazao que hablaba el castellano mezclado con el papiamento; las hermanas, acabadas de florecer, parecían dos potrancas sin sosiego y el padre, la carta grande: el general Petronio San Román, héroe de las guerras civiles del siglo anterior y una de las glorias mayores del régimen conservador por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía en el desastre de Tucurinca.

El día de la boda se fijó pronto y hubiera sido antes de no ser por el luto que guardaban los Vicarios. Ésta se iba a celebrar en casa de la familia Vicario, la cual requería de remodelaciones para la cantidad de invitados, incluso Bayardo alquiló las casas de los vecinos para que tuvieran más espacio para el baile. Asimismo, ya estaba dispuesto el nuevo hogar de la pareja, una casa en la colina que pertenecía al viudo Xius y era la casa más bonita del pueblo, pues desde allí se veía el paraíso sin límites de las ciénagas cubiertas de anémonas moradas, y en los días claros de verano se alcanzaba a ver el horizonte nítido del Caribe y los trasatlánticos de turistas de Cartagena de Indias.

Nadie hubiera pensado que Ángela Vicario no fuera virgen, dado que nadie le había conocido ningún novio anterior y había crecido junto con sus hermanas bajo el rigor de una madre de hierro. Ella quería suicidarse pero a falta de valor resolvió contarle a su madre, quien le aseguró que casi todas las mujeres perdían la virginidad en accidentes de la infancia y que habían trucos para engañar al marido con la reposición de otra sábana que pudiera exhibir en su primera mañana de recién casada, la sábana de hilo con la mancha de honor. Ángela se casó con esa ilusión y Bayardo San Román debió casarse con la ilusión de comprar la felicidad con el peso descomunal de su poder y fortuna, pues cuanto más aumentaban los planes de la fiesta, más ideas de delirio se le ocurrían para hacerla más grande. El general Petronio San Román y su familia llegaron en un buque de ceremonias del Congreso Nacional, junto con varias personalidades distinguidas y muchos regalos. Al novio le regalaron un automóvil convertible con su nombre grabado en letras góticas y a la novia le regalaron un estuche de cubiertos de oro puro.

El acto final terminó a las seis de la tarde, cuando se despidieron los invitados de honor y el buque se fue con las luces encendidas, dejando un reguero de valses de pianola. Los recién casados aparecieron poco después en el automóvil descubierto y después de festejar un rato, Bayardo ordenó que siguieran bailando por cuenta suya y se llevó a la esposa aterrorizada para la casa de sus sueños donde el viudo Xius había sido feliz. La parranda pública se dispersó en fragmentos hasta la media noche. Santiago Nasar, quien gustaba de hacer cálculos sobre los gastos de la fiesta, estuvo festejando y bebiendo con el narrador, Enrique, Cristo Bedoya e incluso con los hermanos Vicario 5 horas antes de que lo mataran.

Por la madrugada, Bayardo San Román entregó a su suegra a Ángela Vicario, sin pronunciar una sola palabra, posteriormente se despidió de Pura con un beso en la mejilla.

Pura Vicario golpeó con mucha rabia a su hija y cuando los gemelos volvieron a casa, un poco antes de las tres de mañana, escucharon la sentencia que Ángela hacía en contra de Santiago Nasar, el que supuestamente la despojó de su virginidad.

III

El abogado de los Vicario sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de conciencia, y los gemelos declararon al final del juicio que lo hubieran hecho mil veces más por los mismos motivos. Los gemelos se rindieron ante su iglesia pocos minutos después del crimen. Ambos estaban exhaustos por el trabajo bárbaro de la muerte, y tenían la ropa y los brazos empapados.

Habían empezado a buscar a Santiago Nasar en la casa de María Alejandrina Cervantes, pero de haber sido cierto, jamás hubieran vuelto a salir de allí, pues María Alejandrina, quien llevaba un negocio de casa de citas con mulatas, le tenía un profundo respeto a Santiago, quien en su adolescencia estuvo enamorado de ella hasta que su padre descubrió el amorío. Por consiguiente, los gemelos fueron a esperarlo en la casa de Clotilde Armenta.

Nunca hubo una muerte más anunciada. Después de que la hermana les reveló el nombre, los gemelos Vicario pasaron por el depósito de la pocilga, donde guardaban sus cuchillos para descuartizar cerdos, y escogieron los dos mejores que tenían. Los envolvieron en un trapo y se fueron a afilarlos en el mercado de carnes. Faustino Santos, un carnicero amigo, los vio entrar a las 3:20 y mientras los gemelos afilaban sus cuchillos anunciaron que iban a matar a Santiago. Nadie les hizo caso porque pensaban que estaban borrachos, pero Faustino percibió una luz de verdad en la amenaza de Pablo Vicario y le comunicó lo ocurrido a un agente de la policía que pasó a comprar una libra de hígado para el desayuno del alcalde. El agente se llamaba Leandro Pornoy, quien fue a la tienda de Clotilde Armenta cuando los gemelos estaban sentados esperando.

Clotilde Armenta tenía una tienda que vendía leche al amanecer y víveres durante el día, y se transformaba en cantina desde las seis de la tarde. Esa mañana, Clotilde estaba levantada más temprano porque quería terminar de vender la leche antes de que llegara el obispo.

Los hermanos Vicario entraron a las 4:10 y éstos anunciaron, que andaban buscando a Santiago Nasar para matarlo. El agente Leandro Pornoy, que iba por la leche del alcalde, comprendió las intenciones de los hermanos y le avisó al coronel Lázaro Aponte. Éste se dirigió a casa de Clotilde y sólo les confiscó los cuchillos a los hermanos. Clotilde estaba desilusionada, pues esperaba que arrestaran a los gemelos hasta esclarecer la verdad del conflicto. Los hermanos Vicario habían contado sus propósitos a más de doce personas que fueron a comprar leche, y éstas lo habían divulgado por todas partes antes de las seis. A Clotilde le parecía imposible que no se supiera nada en la casa Santiago así que le mandó un recado urgente a Victoria Guzmán, la criada de Santiago, para alertar a Santiago del peligro. Clotilde no había acabado de vender la leche cuando volvieron los hermanos Vicario con otros dos cuchillos envueltos en periódicos.

Faustino Santos no pudo entender porqué habían vuelto los gemelos a afilar sus cuchillos, y al oírlos gritar que iban a sacarle las tripas a Santiago, creyeron que estaban borrachos y exagerando, sin embargo, Clotilde notó que los gemelos llevaban la misma determinación de antes para matar a Santiago.

Pedro Vicario, según declaración propia, fue el que tomó la determinación de matar a Santiago Nasar, y al principio su hermano no hizo más que seguirlo. Pero también fue él quien pareció dar por cumplido el compromiso cuando los desarmó el alcalde, y entonces fue Pablo Vicario quien asumió el mando.

Cuando los gemelos salieron de la porqueriza con los otros cuchillos, fueron a casa de Prudencia Cotes, la novia de Pablo Vicario. Prudencia ya sabía cuáles eran las intenciones de los hermanos y jamás se hubiera casado con Pablo si éste no hubiera cumplido como hombre. Prudencia Cotes se quedó esperando en la cocina hasta que los vio salir, y siguió esperando durante tres años hasta que Pablo Vicario salió de la cárcel y fue su esposo de toda la vida. De allí, los gemelos fueron a la tienda de Clotilde para esperar a su víctima. Santiago Nasar entró a su casa a las 4:20 después de haber estado, primero en la fiesta, después, junto con Luis Enrique, el narrador y Bedoya, fue a casa de los novios para reventar petardos en honor a los novios y finalmente estuvo en casa de María Alejandrina hasta pasadas las tres. Luis Enrique, por su parte, llegó muy borracho a su casa y se quedó dormido en el baño, mientras que el narrador permaneció en casa de María Alejandrina.

A las 5:30, Victoria Guzmán despertó a Santiago para ir a recibir al obispo, pero no le dijo nada con respecto al mensaje que habían enviado. Por otra parte, Luis Enrique había visto a los gemelos antes de regresar a casa, pero estaba tan borracho que no recuerda lo que le dijeron ni lo que él contestó. A la mañana siguiente, oyó sin despertar los primeros bramidos del buque del obispo. Después se durmió a fondo, rendido por la parranda y lo despertó un grito histérico de su hermana Margot que decía que habían matado a Santiago.

IV

Los estragos de los cuchillos fueron apenas un principio de la autopsia inclemente que el padre Carmen Amador se vio obligado a hacerle a Santiago Nasar por ausencia del doctor Dionisio Iguarán. Siete de las numerosas heridas eran mortales. Lo habían herido en el páncreas, el pulmón, el hígado, los brazos, la mano, etc. La autopsia se realizó dentro de una escuela pública del pueblo.

Entre tanto, los hermanos Vicario estaban encerrados en la cárcel, sin poder conciliar el sueño porque todo su cuerpo y sus ropas olían a Santiago, de hecho, todo el pueblo olía a Santiago Nasar. Pensaban que querrían matarlos en venganza a su acto. El temor de los gemelos respondía al estado de ánimo de la calle.

El coronel Aponte interrogó a la comunidad árabe para ver si tenían planeado tomar represalias en contra de los Vicario, pero dicha comunidad sólo sufría su pérdida.

La familia Vicario se fue completa del pueblo, hasta las hijas mayores con sus maridos, por iniciativa del coronel Aponte. Se fueron a Manaure sin que nadie se diera cuenta, cerca de Riohacha, donde estaban presos los gemelos. Allá fue Prudencia Cotes a casarse con Pablo Vicario cuando éste quedó absuelto. Pedro Vicario, sin amor ni empleo, se reintegró 3 años después a las Fuerzas Armadas, mereció la insignia de sargento primero.

Para la inmensa mayoría, sólo hubo una víctima: Bayardo San Román, quien después de haber regresado a Ángela, bebió tanto en la colina de Xius que lo encontraron en estado de urgencia por intoxicación etílica. La madre de Bayardo y sus hermanas fueron a acompañarlo en la pena. Después se marcharon del pueblo y tanto la casa en la colina como el coche convertible, se desintegraron con el paso de los años.

Después de 23 años, el narrador vio a Ángela Vicario en la terraza de una casa. Ella nunca hizo ningún misterio de su desventura y la contaba a quien le preguntara con sus pormenores a excepción del secreto que nunca se pudo aclarar: quién fue, cómo y cuándo el verdadero causante de su perjuicio, pues nadie creyó que en realidad hubiera sido Santiago Nasar, quien era demasiado altivo para fijarse en ella. Ángela contó que siempre se quedó grabada en su memoria la imagen de Bayardo y si lloraba o sentía pena, era por él. Ángela lo vio un día salir de un hotel, pero él no la vio. Nació todo de nuevo y ella se volvió loca de remate por él. A partir de entonces comenzó a escribirle, poco a poco las cartas se hicieron semanales, pero no había respuesta alguna. A Ángela le bastaba saber que él las estaba recibiendo, pero era como escribirle a nadie.

Una madrugada, por el año décimo, la despertó la certidumbre de que él estaba desnudo en su cama. Ángela le escribió entonces una carta febril de 20 pliegos en la que soltó sin pudor las verdades amargas que llevaba podridas en el corazón desde su noche funesta. Pero no hubo respuesta y a partir de entonces ya no era consciente de lo que escribía a ciencia cierta, pero lo siguió haciendo por 17 años.

Un medio día de agosto, mientras Ángela bordaba con sus amigas, Bayardo San Román, más gordo y viejo, apareció con una maleta con ropa para quedarse y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito, ordenadas por fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores y todas sin abrir.

V

La impresión general era que Santiago Nasar murió sin entender su muerte. Después de que le prometió a Margot que iría a desayunar, Cristo Bedoya se lo llevó del brazo por el muelle. Yamil Shaium, un árabe comerciante, fue el único que salió a esperar a Santiago para prevenirlo en cuanto escuchó el rumor. Cristo Bedoya, después de despedirse de Santiago, se dirigió a Yamil y apenas escuchó la información, salió corriendo de la tienda en busca de Santiago. Le pareció imposible que hubiera llegado a su casa en tan poco tiempo, pero de todos modos entró a preguntar por él, lo buscó en su habitación y tomó la pistola de Santiago para dársela en caso de necesitarla. Se encontró con Plácida Linero, pero no se atrevió a decirle acerca de la amenaza de los Vicario y sin más explicaciones se marchó a buscarlo. En la plaza se encontró con el padre Amador, pero no le pareció que pudiera hacer por Santiago Nasar nada distinto de salvarle el alma. Iba otra vez hacia el puerto cuando escuchó que lo llamaban los gemelos desde la tienda de Clotilde, así que Cristo Bedoya les dijo que tuvieran cuidado porque Santiago estaba armado. En la puerta del Club Social, Bedoya se encontró con el coronel Lázaro Aponte y le contó lo que acababa de ocurrir en la tienda de Clotilde. Aponte prometió ocuparse del caso, pero primero entró al Club Social para confirmar una cita de dominó y cuando volvió a salir ya estaba consumado el crimen. Cristo Bedoya cometió entonces su único error mortal: pensó que Santiago Nasar había resuelto a última hora desayunar en casa de Margot y fue a buscarlo allá. Al doblar la última esquina, reconoció de espaldas a la madre de Margot, pero ella, envuelta en lágrimas, le dijo que ya lo habían matado.

Mientras Cristo Bedoya lo buscaba, Santiago Nasar había entrado en la casa de Flora Miguel, su novia y futura esposa para la próxima víspera de Navidad. Flora Miguel despertó aquel lunes con los primeros bramidos del buque del obispo y poco después se enteró que los gemelos Vicario estaban esperando a Santiago para matarlo. Santiago acababa de dejar a Cristo Bedoya en la tienda de Yamil Shaium y cuando entró a ver a su novia ella le aventó el cofre con las cartas de amor que le había escrito y le deseó que lo mataran. El padre de Flora Miguel le explicó a Santiago que los gemelos lo querían matar y que podía ocultarse allí o llevarse una escopeta para defenderse. Santiago salió rápidamente de allí y fue rumbo a su casa. Al dirigirse a su casa, lo vieron los hermanos y Clotilde le gritó a Santiago que corriera para salvarse. Cinco minutos antes, en la cocina, Victoria Guzmán le había contado a Plácida Linero lo que todo el mundo sabía. En la sala, donde estaba trapeando Divina Flor, la hija de Victoria Guzmán, vio a Santiago Nasar entrar por la puerta de la plaza. Placida Linero vio entonces el papel con la advertencia en el suelo, pero no pensó en recogerlo. A través de la puerta vio a los Vicario que venían corriendo hacia la casa con los cuchillos desnudos. Desde el lugar en que ella se encontraba, podía verlos a ellos, pero no alcanzaba a ver a su hijo que corría desde el otro ángulo hacia la puerta, y como pensó que él ya estaba dentro y que los gemelos querían meterse para matarlo dentro de la casa, corrió hacia la puerta y la cerró de un golpe. Estaba pasando la tranca cuando oyó los gritos de su hijo y los puñetazos de terror en la puerta, pero creyó que él estaba arriba insultando a los hermanos Vicario desde el balcón de su dormitorio y subió a ayudarlo.

Santiago necesitaba apenas unos minutos para entrar cuando se cerró la puerta. Los gemelos lo apuñalaban varias veces y esperaban que se derribara, pero éste no caía y según los hermanos, parecía que se estaba riendo. Cuando creyeron que ya lo habían matado se fueron corriendo hacia la iglesia. Santiago se levantó, sosteniéndose las entrañas, y trató de entrar por la puerta de la cocina, atravesó la casa de unos vecinos desconcertados por el bullicio y el aspecto de Santiago, y en cuanto entró a su casa, murió.

PERSONAJES

SANTIAGO NASAR: Personaje principal. Joven hombre de un pueblo en el Caribe, heredero de una finca y fortuna. Es asesinado por los gemelos Vicario. Creyente católico, gusta de la pachanga. Nunca supo que lo iban a matar hasta minutos antes de que ocurriera.

ÁNGELA VICARIO: Personaje principal. Joven mujer que se casa con Bayardo San Román pero es regresada a su familia cuando su esposo se da cuenta de que no era virgen. Ángela era la más bella de cuatro hermanas, pero tenía un aire desamparado y una pobreza de espíritu cuando era joven. Cuando es más grande, es persistente al tratar de recuperar a su marido con las cartas que envió por 17 años y cuenta con descaro y desmesura su desventura pasada.

BAYARDO SAN ROMÁN: Personaje secundario. Joven de familia rica que va al pueblo a buscar mujer para casarse. Es de mirada triste y muy orgulloso.

PABLO Y PEDRO VICARIO: Personajes secundarios. Asesinan a Santiago Nasar para salvar el honor de su hermana. Son religiosos, moralistas y gustan de la pachanga.

NARRADOR: Personaje principal. Busca la verdad de los sucesos en el asesinato de Santiago Nasar y a base de entrevistas, conforma la historia. Primo de los Vicario y gran amigo de Santiago Nasar.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Viceversa - Mario Benedetti.


- Como agua para chocolate, Laura Esquivel, resumen -


INTRODUCCIÓN


Este libro es una novela de amor que relata la vida de una muchacha que sufre a causa de las tradiciones antiguas de que la hija más pequeña tenía que cuidar a su madre, creció en la cocina la cual era su único consuelo, sus platillos tenían diferentes efectos según el carácter y comportamiento de la persona que los comía. Cocinar, era su único escape a los problemas que le causaba haberse enamorado, al dolor de no poder estar con el amor de su vida, del golpe fatal que fue para ella saber que el hombre que amaba se casaría con su hermana, de las humillaciones y golpes de su madre y la perdida de la persona que la crío y quiso más que su propia madre; paso por tantas dificultades que cuando sintió que había encontrado de nuevo el amor se dio cuenta de que seguía amando a ese hombre que a pesar de todo era su más grande y único amor. Ella siempre luchó por romper esa tradición que parecía ser su maldición. Cuando por fin pudo librarse de todo lo que le impedía ser feliz y estuvo en el momento más culminante de su querencia, sufrió la perdida del hombre que amaba. Al fin de la novela logra su objetivo y muere a causa del fuego de su combinación de amor y pasión.

RESUMEN

Capitulo I - Enero : Tortas de Navidad.


Tita era una niña tan sensible que desde que estaba en el vientre de su madre lloraba, un día su sollozo fue tan fuerte que provoco que esta naciera antes de tiempo, nació en la cocina de su casa cuando su madre preparaba la comida, entre los olores de la comida lloraba tal vez porque desde que nació ya sabía que el matrimonio estaba negado para ella según los relatos de Nacha.

A los dos días de que nació Tita su padre murió de un infarto al enterarse que Gertrudis, la segunda hija de mamá Elena, no era hija de él si no del gran amor de su esposa así que Nacha se tuvo que hacer cargo de la crianza de Tita ya que a su madre del susto se le fue la leche, entonces Tita se mudó a la cocina donde los olores de la comida era los que marcaban sus hábitos alimenticios, Tita creció y aprendió a conocer el mundo de la cocina perfectamente convirtiéndose este en su único mundo sin que pudiera entender muy bien el mundo fuera de la cocina todo lo contrario de sus hermanas a quienes les atemorizaba la cocina porque lo encontraban lleno de peligros incógnitos.

Un día Tita enseñaba a sus hermanas como las gotas de agua bailaban en el comal caliente, Rosaura la miraba desde un rincón atemorizada, Gertrudis en cambio bailando siguió el juego con Tita, Rosaura al verlas se acerco al comal pero al forcejear con Tita se cayó en el comal así que Tita fue severamente castigada con una golpiza por su madre y se le prohibido que jugara con sus hermanas en la cocina.

La vida de Tita fue siempre la cocina allí creció y se enamoró de Pedro Musquis sin que se imaginara que el matrimonio estaría negado para ella, ya que según la costumbre de la familia de su madre era que la hija menor de la familia se tenía que hacer cargo de la madre hasta que esta falleciera.

Cuando Pedro le confesó a Tita que estaba enamorado de ella ésta se ilusionó y le dijo que hablaría con su madre para que fuera él y su padre a hablar con su madre y así poder casarse, sin embargo ella no se imaginó lo que su madre tenía destinado para ella, cuando Tita habla con su madre y le dice lo que Pedro pretende hacer la madre le recuerda la costumbre de su familia, Tita por supuesto quiere protestar y pelea su derecho al matrimonio, sin embargo su madre sin más explicaciones le ordena que se calle. Aún así al día siguiente Pedro y su padre el señor Pascual llegan a la casa de Doña María Elena decididos a pedir la mano de Tita para que se case con Pedro, sin embargo se decepcionan cuando la madre de Tita les habla de la costumbre de su familia, pero se sorprenden cuando les ofrece a su hija Rosaura que según ella esta lista para el matrimonio y él mas sorprendido es Don Pascual cuando Pedro acepta a Rosaura como esposa.

Cuando se retiran Don Pascual y su hijo de la casa de Doña María Elena éste le pregunta a Pedro por que acepto casarse con Rosaura y él le contesto que al ver la negación tan rotunda de la madre de Tita esa era la única forma en la que podría estar cerca de ella, su padre sin entender muy bien la decisión de su hijo la acepto y lo apoyo en lo que él había decidido.

Doña María Elena entró a la cocina donde estaban Rosaura, Gertrudis, Nacha, Chencha y Tita a las que dijo que Pedro se casería con Rosaura, todas se sorprendieron y Tita sintió que el mundo se le derrumbaba, pero fue advertida por su madre para que no se interpusiera ni se metiera en la decisión que ella había tomado.

Tita se la paso en su cuarto toda la noche llorando y tejiendo hasta que termino una cobija que cuando la termino se acostó a dormir, Nacha entró llevándole una charola con comida y le platicó lo que había oído decir a Pedro cuando su padre le preguntaba porque había aceptado a Rosaura coma esposa, Tita le pidió a Nacha que no le hablara de eso y que la dejara sola.

El día que fueron hacer la petición de mano oficial de Rosaura, Tita no se apareció en la sala para nada, entonces su madre entró a la cocina, la regaño y como castigo le ordenó que se hiciera cargo del banquete de la boda.

Pedro buscó a Tita para tratar de explicarle la razón de su decidió, pero Tita no lo quiso oírlo y se limitó a seguir cocinando, este al ver que ella no quería hablar con él se retiró convencido de que se estaba sacrificando por su amor, ella sólo se dejaba consolar por Nacha para quien Tita era como su hija.

Capítulo II - Febrero: Pastel Chabela.

Nacha pidió a Tita que se fuera a dormir ya que de tanto que lloraba, las lagrimas caían en la masa del pastel y le costaba más trabajo batirla, Tita se fue a dormir y Nacha al probar la masa del pastel vio que las lagrimas de Tita no habían alterado el sabor, pero sintió una gran nostalgia y recordó cada uno de los banquetes que había preparado para bodas esperando que llegara el día en que tuviera que preparar el suyo, el cual no había llegado ya que la mamá de doña María Elena se había encargado de espantar al novio de Nacha, terminó el pastel y se fue a dormir, lloró toda la noche y al día siguiente no fue a la boda. Sin embargo Tita tenía que estar allí con su sonrisa para que nadie murmurara, para que a ella no le afectara tanto recordaba su niñez y así fue un día cuando tenía 9 años en la que en una competencia ella resultó la ganadora entre las demás niñas a las que tenía prohibido hablar, a los 14 cuando pudo dominar el carruaje en el que iban sus hermanas cuando el cochero perdió el control y de éste modo pudo sonreír, hasta que le tocó darle su abrazo a Pedro él no desaprovecho y le dijo cuanto la amaba, su mamá se dio cuenta y la regaño y la amenazo; a partir de entonces trato de no acercarse a Pedro. Para Tita la fiesta tomó otro sentido por lo que le había dicho Pedro, solo esperaba el momento de servir el banquete para ir a contarle a Nacha lo que le había dicho y cuando por fin llegó el momento de comer el pastel todos los comensales entraron en una nostalgia, éste era el primer síntoma de la vomitona colectiva que sucedió, a la única que no le hizo daño el pastel fue a Tita cuando acabo de comer fue a buscar a Nacha y encontró su cuerpo sin vida con los ojos abiertos, chiqueadores puestos y la foto de su antiguo novio abrazada. Mamá Elena le puso una paliza a Tita tan fuerte que tuvo que estar dos semanas en cama, por lo que había pasado con el pastel, el incidente fue tan grande que tardaron varios meses para que se pudiera consumar la boda.

Capítulo III - Marzo: Codornices en pétalos de rosas.

A partir de la muerte de Nacha Tita se hizo cargo de la cocina totalmente, ella se sentía muy triste y sola, Pedro se daba cuenta y al cumplir un año en la cocina le regaló a Tita un ramo de rosas, a Rosaura no le fue muy grato ya que estaba esperando su primer hijo, mamá Elena le ordenó a Tita que tirara las flores a la basura; ella se fue a la cocina y las apretó contra su pecho sin darse cuenta de que sus manos le sangraban y su pacho había manchado las rosas, de pronto escuchó a Nacha que le decía al oído una receta que se preparaba con los pétalos de las rosas, que fue una mezcla explosiva Pedro expreso que era un manjar de los dioses, Rosaura se fue indignada a su habitación, Doña Elena dijo que le faltaba sal auque sabía que no era verdad, pero en Gertrudis tuvo un efecto afrodisíaco que tuvo que darse un baño de agua fría y el calor era tanto que el baño se incendió y un olor a rosas se expandió lo que hizo que Juan fuera al rancho y al encontrar a Gertrudis corriendo desnuda la subió a su caballo y se la llevo, Pedro y Tita los miraban desde el patio y cuanto más se alejaban ellos lloraban por no haber tenido el valor de fugarse para vivir su amor como ellos; era la primera vez que Pedro veía a una mujer desnuda ya que había tenido intimidad con Rosaura por medio de la sábana nupcial la cual tenía un agujero en medio y se asomaban las partes nobles de la mujer, Pedro nunca había tenido el deseo de ver a Rosaura desnuda pero a partir de ese momento deseaba ver a Tita.

Cuando mamá Elena preguntó lo que había pasado dijeron que los federales habían incendiado el baño y se habían raptado a Gertrudis, entonces enfermó de la pena y poco antes de morir supo que Gertrudis trabajaba en un burdel en la frontera y prohibió que se mencionara su nombre y quemó sus fotos y su acta de nacimiento. Desde entonces Tita preparaba cada año ese platillo en memoria de la libertad de su hermana.

Capítulo IV - Abril: Guajolote con almendra y Ajonjolí.

Tita se dispuso a preparar el mole para el bautizo de su sobrino Roberto, cuando estaba en el metate moliendo los chiles entró Pedro y al verla en esa posición con los senos a la vista sus cuerpos estuvieron apunto de fundirse si no es por Chencha que llegaba del mercado, lo que pasó en ese momento le sirvió a Tita para darse cuenta de lo que Pedro sentía por ella ya que hacía mucho tiempo que no halagaba sus platillos que era la forma como ellos tenían contacto, pero Mamá Elena le había pedido a Pedro que no elogiara la comida de Tita ya que Rosaura se sentía mal después de quedar gorda por el embarazo, a Tita todo ese sentimiento de odio que sentía se le olvidó en cuanto nació Roberto una mañana de Marzo cuando Tita le daba a Nicolás una maleta de ropa de Gertrudis para que se la llevara ya que iba a salir, cuando oyó a Pedro gritar que iba por el Dr. Brown Tita subió y estuvo con su hermana esperando que no fuera por largo tiempo, pero no sería así ya que tuvo que atender el parto siguiendo los consejos de Nacha, cuando llegó su mamá con Chencha se asombraron del trabajo tan profesional que había realizado, Pedro llegó hasta el día siguiente con el doctor ya que los federales lo habían agarrado injustamente; el mismo doctor se admiro ya que Rosaura había tenido un ataque de eclampsia y estuvo a punto de morir. El doctor no sabía si estaba impresionado por el trabajo o por la belleza de Tita ya que desde hace 5 años que había enviudado no se había fijado en otra mujer. Debido a su situación Rosaura no podía amamantar al bebé, así que una parienta de Nacha fue su Nodriza, pero solo por un mes ya que una bala perdida la mató, al ver al niño desesperado por el hambre Tita se desabrocho la blusa y por increíble que parezca salió leche de su pecho virgen en ese momento entró Pedro y más que sorprendido estaba feliz los dos sintieron su amor culminado al ver al bebé, en ese momento entró mamá Elena y mandó a Pedro a que llevara al bebé con su madre y desde ese momento Tita se encargó de alimentar a Roberto. Pedro la ayudó para que nadie se diera cuanta de cómo lo hacía ella. En el bautizo Tita tomó el papel de Rosaura ya que ella seguía todavía delicada, Tita se sentía feliz ya que ese bebé la unió más a Pedro. El Dr. Brown la miraba embelesada, ella se sentía tan contenta que por un momento se le olvidó que su madre la observaba, Mamá Elena al ver las miradas tan lujuriosas que se daban Pedro y Tita decidió que se fueran a vivir a Sn. Antonio Texas con el pretexto de que si Rosaura se sentía mal no habría un doctor mientras Doña Elena lo comentaba con el cura Tita escuchó y sufrió mucho.

Capítulo V - Mayo:  Chorizo Norteño.

A la partida de Pedro, Rosaura y el bebé Tita se había puesto de un animó muy malo, a Chencha le preocupaba que Doña María Elena se fuera a dar cuenta de su tristeza y de que ya no quería preparar el chorizo, de pronto llegó Rosalío para avisarle que una tropa se dirigía al rancho, Mamá Elena escondió todas las cosas de valor y metió a Tita y a Chencha en el sótano entonces junto con sus dos peones Rosalío y Guadalupe enfrentaron la tropa diciéndoles que podían tomar todo lo del granero y los corrales pero que a su casa no entraría al ver su seguridad el capitán ordenó que no tomaran nada Mamá Elena se asombró de su comportamiento sin imaginarse que era quien se había llevado a Gertrudis, Juan Alejandrez, al preguntarle si tenía 3 hijas ella respondió que la mayor y la menor estaban en E.U.A y la de en medio había muerto. Tita se sorprendió de que los revolucionarios no le habían hecho nada a su madre sin embargo en su corazón deseaba que la mataran. Al volver a la normalidad Tita y Chencha siguieron preparando el chorizo en eso entro Doña Elena reclamándole a Tita que su baño semanal no estuviera listo ya que era todo un ritual y para acabarla a Tita le salió mal todo el ritual, en aquel momento entró Chencha para informarles que el bebé de Rosaura había muerto mamá Elena le ordenó a Tita que siguiera con el chorizo pero Tita se opuso se puso como loca diciéndole a su madre que había sido su culpa su mamá tomó una cuchara de madera y la golpeó en la cara lo que hizo que le sangrara la nariz, se fue al palomar, su mamá ordenó que quitaran la escalera para que no pudiera bajar; llamó al Dr. Brown y le pidió que se la llevara a un manicómio, cuando llegó el doctor la encontró desnuda y con la nariz sangrando, después de unas horas de platicar con ella bajo y se la llevó.

Capítulo VI - Junio : Masa para hacer fósforos.
El Dr. No la llevó a un manicómio la llevó a su casa, la cuidó, la alimentó y la bañó, durante los primero días Tita no hablaba ni siquiera para comer, parecía perdida veía sus manos y pensaba que hacer con ellas por que en casa de su madre sus ocupaciones estaban destinadas así que decidió volar se concentró de tal modo que salía humo ella creía que de sus manos pero provenía de un cuarto al fondo del patio donde encontró a una señora muy parecida a Nacha la cual le dio una taza de té. Poco a poco en lugar de ella estaba el Dr. Brown y en lugar del lugar donde estaba hirviendo el té se encontraba un laboratorio donde estudiaba las propiedades de las plantas que había aprendido de su abuela una india kikapú, su abuelo se la había robado, la familia no la quería hasta que le salvó la vida a su suegro y fue hacha el doctor de la familia. Su abuela tenía una teoría que todos nacemos con una caja de fósforos en nuestro interior, pero necesitamos oxígeno y una vela para prenderlos en este caso el oxígeno es el aliento de la persona amada y la vela puede ser música, una caricia, una palabra cada uno tiene un detonador y debemos encontrarlos por que si no esa caja se puede humedecer y jamás prenderán, Tita pesó que la suya tenía moho y se estaba humedeciendo el doctor parecía haberle leído el pensamiento y dijo por eso hay que permanecer lejos de las personas que tienen aliento gélido su sola presencia podía apagar el fuego interior, pero también una emoción muy fuerte podía prender todos de un chispazo y así terminar con la vida de dicho ser humano. Le dio un fósforo y le escribió una pregunta con este le dijo que contestara y el en la noche vería su respuesta, le preguntó PR que no hablaba, ella respondió PR que no quiero. El se puso feliz de ver que había dado su primer signo de libertad.

Capítulo VII - Julio: Caldo de Colita de Res.

Chencha fue a visitar a Tita y le llevó un caldo de Colita de Res por que siempre habían pensado que los caldos podían aliviar el corazón o cualquier enfermedad, cuando dio el primer bocado sintió que Nacha la acariciaba; mientras comía recordaba todo lo bonito que había pasado con Nacha, lloró y lloró hasta formar un río que hizo subir al doctor haber que pasaba, bendijo a Chencha y a su caldo, cuando estaba apunto de salir Tita rompió ese silencio que mantuvo por meses pidiéndole que no se fuera. Chencha le dio a Tita una carta de Gertrudis donde decía que trabajaba en un burdel por que no saciaba su fuego interior, el señor que la recogió la tarde que se fue de su casa la había abandonado ya que casi lo mata. Tita le pidió a Chencha que le hiciera saber a su mamá que nunca regresaría al rancho, en el camino Chencha trataba de inventar algo para comunicarle la noticia cuando llegó al rancho se metieron unos bandoleros violaron a Chencha y a mamá Elena le dieron un golpe que le provocó una paraplejia que le inmovilizó de la cintura para abajo, su actitud cambio con Tita, pero pensaba que Tita y el doctor la envenenarían por lo que pidió que Chencha le cocinara los alimentos un día no aguanto y le pidió a Tita que la dejara irse, ella accedió; ninguna cocinera duró mucho por lo que tuvo que comerse lo que le cocinara Tita pero antes se tomaba un vaso de leche tibia, un vaso de vino de Ipecacuana y otro de cebolla albarrana lo que le provocó la muerte un mes más tarde. Cuando Tita preparaba a su mamá encontró dentro de un dije una llave, recordó que su madre tenía un cofre lo abrió y descubrió el gran secreto de su mamá que Gertrudis era hija del amor de su vida que se iba a fugar con él pero vio como lo mataban y no tuvo más remedio que quedarse con el papá de Tita. En el entierro Tita lloró mucho al saber que su mamá también había tenido un amor frustrado, llegaron Pedro y Rosaura quien estaba embarazada, Tita y John regresaron al rancho mientras que Pedro se decía a si mismo que nadie le iba a quitar a Tita y menos ahora que ya no existía el impedimento para su unión.

Capítulo VIII - Agosto: Champandongo.

Rosaura dio a luz a su hija antes de tiempo igual que Tita debido al impacto de la muerte de Doña Elena, Pedro quería que le pusieran Tita Josefita que era como se llamaba Tita, al saber las intenciones de Rosaura de seguir la tradición ella se negó como también se negó a ser nodriza como con Roberto así que se hizo cargo de ella pero esta vez con atoles y té, así que a la niña le pusieron por nombre Esperanza; Rosaura empezó a sentir que Tita le estaba robando el amor de su hija por lo que le pidió que le diera a la niña, pero esta no quería estar con su madre ya que se había acostumbrado a los olores de la cocina por lo cual tuvieron que instalarle una cocina provisional en el cuarto de Rosaura. El día en que Tita preparaba todo para que John pidiera su mano la niña presentía que se iba a ir, por lo que no dejaba de llorar. Tita subía y bajaba con la olla para que la niña la oliera en una de esas la niña de llorar y la olla del mole para el Champandongo se le calló, ella se sentó en las escaleras a ver sus 4 horas de trabajo desperdiciado cuando llegó Pedro a pedirle que no se casara ella le replico que no se había metido cuando decidió casarse con su hermana y se marchó furiosa a la cocina. El doctor estaba en el rancho con su hijo Alex que al ver a Esperanza en su cuna exclamó que se quería casar con ella. Rosaura trató de explicarle que no podía casarse por una tradición, Tita enfureció y si no es por que Chencha llegó casada con su trauma superado su esposo se llamaba Jesús Martínez, Tita le contó que John iba a pedir su mano esa noche; Chencha le aconsejo que se arreglara y ella prepararía la cena. Tita se dio un baño de agua fría pero le extraño que empezó a salir caliente al abrir los ojos vio que Pedro la estaba observando, ella salió corriendo medio vestida del baño; más tarde Chencha le informó que John había llegado. Al entrar a la sala John le entregó el anillo de brillantes, Pedro por ser el hombre de la casa dio su aprobación y entonces cenaron. Cuando John se fue le pidió que la boda se retrazara unos días más para que fuera a E.U.A a buscar a su única tía ella accedió. Esa misma noche cuando fue a guardar los trastes al cuarto donde se guardaban sintió una presencia volteó y era Pedro quien la aventó a la cama y le robó su virginidad.

Capítulo IX - Septiembre: Chocolate y rosca de Reyes.

Tita preparaba las tablillas de chocolate mientras añoraba cuando era niña y ella y sus hermanas disfrutaban de la rosca que hacía Nacha junto a sus padres, pensaba el cómo decirle a Pedro sus sospechas de estar embarazada, extrañaba a Gertrudis y por un momento llegó a extrañar a su madre. Tita preparaba la masa para la rosca cuando llegó Rosaura para pedirle que le ayudara a seguir la dieta que le había dado el Dr. Brown para su problema digestivo, le explicó que anteriormente no lo había hecho por celos, pero como ahora la veía tan enamorada de John pensó que era absurdo; le pidió con lágrimas en los ojos que la ayudara a reconquistar a su marido, Tita por un momento sufrió por su hermana, pero cuando recordó como sería el destino de Esperanza tuvo que hacer un gran esfuerzo para no explotar y lo único que pudo hacer fue prometerle que le ayudaría a adelgazar y que masticara menta para el mal aliento. Al quedarse sola pensó en lo que le diría al hombre que lo único que había hecho era protegerla, se sentía tan mal que se imagino ver a mamá Elena en la ventana reprochándole, insultándola, maldiciéndola y menospreciándola, en eso entro Chencha y la visión desapareció, afortunadamente Tita no estaba embarazada solo tenía un retrazo.

Con el pretexto de que alguien le ayudara con la rosca le pidió a Pedro que lo hiciera y le pidió que se vieran en el mismo lugar de la otra noche, Tita volvió a tener alucinaciones pero esta vez el perro ahuyentó a Doña Elena; se escucharon caballos y cuando salieron vieron a Gertrudis vestida de revolucionaria ya que se había vuelto genérala y se lo iba a decir a su madre sin saber que estaba muerta, iba con su esposos Juan el mismo con el que había huido, después de cenar se pusieron a bailar mientras Rosaura y Tita discutían de donde había sacado ese ritmo, Tita lo sabía y pensaba que se llevaría ese secreto a la tumba, pero no fue así ya que al año siguiente Gertrudis tuvo un hijo mulato y su esposos la iba a dejar por que pensaba que había vuelto a la vida de antes, Tita tuvo que sacar las cartas de su madre y contar la verdad para probar la inocencia de su hermana.

Tita estaba feliz ya que tendría con quien platicar y contarle todo lo que tenía, pero Chencha estaba muy disgustada al tener que atender a toda la tropa de Gertrudis.

Capítulo X - Octubre: Torrejas de nata.

Tita preparaba el postre favorito de Gertrudis y mientras estaban en la cocina platicaban de lo que había pasado en sus vidas, Gertrudis notó a Tita preocupada; Tita le confesó que estaba embarazada (ya que eso creía) su hermana le dijo que no se preocupara ya que ahora que su mamá ya estaba muerta podía rehacer su relación con Pedro; en ese momento entró Pedro a la cocina y Gertrudis a propósito le dijo que debía decirle a Pedro lo del hijo que esperaba. Gertrudis siguió preparando las torrejas mientras Pedro y Tita daban un paseo, como a su hermana no se le daba mucho eso de la cocina llamó al sargento Treviño quien siempre había estado enamorado de ella y le ordenó que preparara el almíbar él lo hizo tan bien que hasta Tita lo felicitó, la tropa preparó un baile para despedirse del rancho al cual Tita no asistió, se preocupo al ver que Pedro le estaba cantando una canción de amor entonces se le volvió a aparecer su madre insultándola y gritándole pero Tita ya no se dejó y le grito en su cara de su hija ilegítima entonces desapareció y nunca más volvió, conforme Tita vio desvanecer a su madre sus dolores del vientre y senos desaparecieron dando paso a su menstruación en aquel momento Pedro se quemó la cara y cuerpo con un quinqué Rosaura salió para ayudarlo pero él solo le gritaba a Tita que no lo dejara, Rosaura comprendió que ahí sobraba y se encerró en su recamara por una semana. Tita se dedicó a cuidar a Pedro toda la noche con remedios caseros que no aliviaban el dolor de pronto escuchó a Nacha y Luz del amanecer (abuela de John) diciéndole que le pusiera Tepezcohuite mandó a Nicolás a traerla y esto ayudó a Pedro.

En el momento en que se iba Gertrudis llegó John y al abrazar y besar a Tita se dio cuenta de que algo había cambiado dentro de ella.

Capítulo XI - Noviembre: Frijoles gordos con chile a la Tezcucana.

Tita se levantó temprano para preparar la comida que les daría a John y a su tía que acababa de llegar de Pennsylvania ya que era lo único que podía darles cuando le diera la noticia a John de que ya no se podía casar con él. Fue a darle de desayunar a Pedro pero él la insultó y le exigió que no se casara con el doctor por el hijo que esperaba, a lo que Tita le respondió que a él no le importaba ya que no estaba embarazada. En ese momento llegó Rosaura y les empezó a reclamar su actitud. Tita le dijo que no permitiría que le hicieran lo mismo a Esperanza por lo que Rosaura le prohibió que volviera a acercarse a su hija; mientras le daba de comer a las gallinas notó que unas de ellas empezaban a pelear entre sí. Cuando fue a revisar los frijoles todavía no se cocían recordó que Nacha le había contado que si los frijoles presenciaban una pelea como la de ellas no se cocían, Tita cerró los ojos cantó una canción de amor y recordó cuando estuvo por primera vez a solas con Pedro en el cuarto oscuro, abrió los ojos y los frijoles ya estaban cocidos. Al llegar John con su tía Tita estaba de lo más bella, al pasar al comedor la tía del doctor estaba tan fascinada con la comida (aparte de estar medio sorda) por lo que no escuchó cuando Tita le confesó al doctor que no se podía casar con él ya que no era virgen por que había tenido relaciones con el amor de su vida.

John le dijo que eso a él no le importaba ya que si lo esencial en su forma de ser no había cambiado él se quería casar con ella todavía, y si Tita aún no quería casarse con él, sería el primero en exigirle a Pedro que le diera el lugar que le correspondía, Tita se lo agradeció mucho.


Capítulo XII - Diciembre: Chiles en Nogada.

Mientras Tita y Chencha preparaban los chiles en Nogada para la boda de Esperanza y Alex el hijo del Dr. Brown ellas recordaban que un año antes había muerto Rosaura gracias a una congestión estomacal aguda, su funeral fue muy poco concurrido ya que despedía un olor tan fuerte que ahuyentaba a la gente. Terminaron los chiles y los pusieron en unas bellas charolas para el día siguiente.

La llegada de Gertrudis fue espectacular ya que llegó en un coupé Ford <Tz> de los primeros con velocidades, iba con su esposo Juan, Lucía su hija y su hijo un negro de facciones finas y ojos azul agua herencia de su abuela Elena, el sargento Treviño que después de la revolución se convirtió en guardaespaldas de Gertrudis. Cuando la orquesta empezó a tocar el vals “ Ojos de Juventud ” ellos comenzaron a bailar y Pedro le propuso matrimonio a Tita la cual había respetado el pacto que había hacho con su hermana 20 años de respetar las apariencias, que nadie se enterara de sus amoríos, que Tita no tuviera un hijo ilícito, Tita se encargaría de la alimentación de Esperanza y Rosaura de su educación, Rosaura estaba obligada a tener una relación amistosa y sin celos, con ellos Tita no estaba de acuerdo con la educación de Esperanza ya que quería que estudiara lo contrario de su madre pero por fin la convencieron de hacerlo, Tita rompió el pacto en cuanto supo que Esperanza y Alex se querían casar ya que no estaba dispuesta a que pasara por lo mismo que ella. A Rosaura no le sirvió de nada interponerse ya que a los tres días se murió y al año siguiente se casarían.

Los chiles en Nogada le habían quedado a Tita como nunca y todos los invitados tuvieron que retirarse ya que todos sintieron lo que alguna vez sintió Gertrudis con las codornices, en un momento se quedaron solos Pedro y Tita, Pedro la tomó en sus brazos y la llevó al cuarto oscuro que en ese momento tenía cirios encendidos, una alfombra de pétalos de rosas y sábanas de ceda cada uno pensó que el otro lo había preparado, fueron entonces prisioneros de su pasión en un momento Tita se dio cuenta que Pedro se había muerto a causa de un infarto, entonces ella empezó a comerse uno a uno los cerillos que un día le había dado el Dr. Brown provocando así su muerte junto al amor de su vida, el rancho completo se incendió, cuando Esperanza volvió solo encontró cenizas y un libro de cocina que narra en cada una de sus recetas ésta historia de amor enterrada. Dicen que bajo las cenizas floreció todo tipo de vida, convirtiéndose en uno de los terrenos más fértiles de Piedras Negras.


PERSONAJES


Tita (Josefita): Personaje principal, fue una mujer que desde su nacimiento lloró tanto como supiera el sufrimiento que la vida le tenia destinado, desde niña conoció a Pedro de quien se enamoro sin saber que para ella estaba negado el matrimonio, según la tradición familiar ella era la más pequeña y le tocaba cuidar a su madre hasta que esta muriera, fue criada por Nacha la cocinara quien le enseño la verdadera esencia del amor por medio del arte culinario y ella lo utilizó para trasmitirle a Pedro sus sentimientos, sufrió mucho y mucho tiempo para poder realizar su amor con Pedro y en el momento culminante se murió.

Fue una mujer que a pesar de las tradiciones de su familia lucho por que su amor se realizara y a pesar de que su madre la hizo sufrir mucho con sus humillaciones y malos tratos ella nunca perdió la esperanza que la llevó a ser feliz al final de su vida.

Pedro Musquis: Personaje principal, fue un hombre que desde muy chico se enamoro de Tita y al enterarse de que ella no se puede casar lo hace con Rosaura, la hermana mayor de Tita, con el pretexto de que es la única forma en la va a poder estar cerca de Tita, en ese matrimonio es totalmente infeliz y hace infeliz a su esposa ya que su amor por Tita es mas que evidente, tiene dos hijos con su esposa Roberto se muere cuando es muy pequeño y Esperanza por la que lucha para que la tradición de la familia de su esposa no le arruine la vida, al igual que Tita después de tanto esfuerzo y sufrimiento muere en la plena realización de su amor con Tita de un infarto.

Mamá Elena: personaje secundario, mamá de Tita, una mujer muy dura debido a la frustración que sus padres habían creado en ella al no dejarla que se casara con el hombre del que se había enamorado por ser de descendencia negra y obligándola a casarse con el papá de Tita, aún así ella ya casada tuvo una hija con su gran amor y la hizo pasar como hija de su esposo, toda esa frustración de no poder ser feliz la descargo con sus hijas a quienes humillo, golpeo y no dejo ser felices como precisamente habían hecho sus padres con ella, en un ataque que hicieron los revolucionarios a su rancho ella tuvo un accidente que la dejó paralizada de las piernas y con la idea de que Tita la quería envenenar para poder casarse tomaba un vomitivo que con el tiempo le provocó la muerte.

Rosaura: personaje secundario, hermana mayor de Tita que se caso con Pedro por disposición de su madre y que pensó que sería feliz sin imaginarse que su vida sería de sufrimiento porque el amor de su hermana y su esposo era evidente y ella aunque en un principio se esforzaba por tener una verdadera familia se llenaba de rencor y de dolor gracias a que su madre siguiendo las tradiciones de su familia le arruino la vida, a pesar de eso ella intento hacer lo mismo con su hija, pero antes de que hiciera infeliz a su hija se murió de una congestión estomacal aguda consecuencia de una mala digestión que siempre había sufrido.

Gertrudis: personaje secundario, hermana de Tita que fue engendrada ilícitamente por su madre, ella era diferente a sus hermanas y a su madre, era alegre, le gustaba la música y el baile gracias a su raíz negra de su padre, un día después de probar un exquisito platillo de Tita ella salió a darse un baño y después de salir desnuda se fue con un revolucionario que en ese momento pasaba por allí, trabajo en un burdel cuando el hombre que se la llevó y casi se muere al tratar de apagar toda la pasión que sale de su cuerpo, más tarde se convierte en genérala del ejercito revolucionario, un tiempo después se casó con Juan, el hombre con el que se había ido, tuvo dos hijos y se convirtió en una mujer muy respetable por la sociedad. Se enteró de su verdadero origen por Tita, que lo había descubierto al morir su madre, cuando al tener a su primer hijo este nació mulato y su esposo la quería dejar porque pensaba que ella otra vez había vuelto al trabajo del burdel sin que esto le afecta en lo mas mínimo en su persona.

Juan: personaje secundario, esposo de Gertrudis, un villista revolucionario que se enamora de Gertrudis un día que la encuentra en el campo corriendo totalmente desnuda, después de casa con ella y se convierte en un hombre respetable y rico.

Pascual Musquis: personaje secundario, papá de Pedro quien a pesar de no estar de acuerdo con la decisión de su hijo de casarse con Rosaura el lo apoya.

Padre Ignacio: personaje secundario, párroco de Piedras Negras a quien mamá Elena le confiesa todo lo que hace en su vida y quien asiste a todos los eventos de la casa de la Garza, familia de Tita.

Nacha: personaje secundario, cocinera del rancho y nana de Tita, ella fue como la madre de Tita a la que quiso mucho y a la que le enseño todo lo que esta sabía del arte culinario, ella también vivió un amor frustrado que la llevó a no volverse a enamorar de ningún otro hombre, murió de melancolía después de la boda de Rosaura y Pedro al recordar a su gran amor.

Chencha: personaje secundario, sirviente del rancho, era una mujer muy hablantina llena de gracia para decir las cosas que al más enojado le sacaba una sonrisa, a pesar de que fue violada en el ataque al rancho se caso con el amor de su vida y llevó una vida feliz trabajando en el rancho con su esposo.

Jesús Martínez: personaje secundario, esposo de Chencha que trabajo en el rancho al lado de su esposa.

Nicolás: personaje secundario, capataz del rancho.

Rosalío y Guadalupe: personajes secundarios, peones del rancho.

José: personaje secundario, padre de Gertrudis.

Juan de la garza: personaje secundario, padre de Rosaura y Tita y esposo de mamá Elena que muere de un infarto cuando se entera de que su esposa lo engaño y que Gertrudis no es hija de él.

Dr. Jhon Brown: personaje secundario, hombre viudo con un hijo, doctor de la familia que ayuda a Tita a salir de una terrible depresión en la que cae y que con el tiempo se enamora de ella y cuando esta a punto de casarse con ella esta se arrepiente y el la deja que siga su camino y realice su amor con Pedro.

Los Lobo (Paquita y Jorge): personaje secundario, amigos de la familia que se pasan criticando y destilando veneno en contra de Tita, son los supuestos amigos que solo van cuando hay fiesta y por la comida tan deliciosa que se sirve en el rancho guiándose solo por el que dirán.

Roberto: personaje secundario, hijo de Pedro y Rosaura que se cría con Tita y al separarlo de ella este se muere cuando apenas era un bebé.

Alex: personaje secundario, hijo del doctor Brown que se casa con Esperanza.

Esperanza: personaje secundario, hija de Pedro y Rosaura que cuando su madre la quiere hacer victima de las costumbres de su familia Tita y Pedro la defienden para que no le pase lo mismo que a ellos, la mandan a estudiar, y después de un año de la muerte de su madre se casa con Alex.


* Laura Esquivel es una escritora mexicana dedicada a la docencia, pero cuando en 1989 escribe la novela Como agua para chocolate nunca se imagina el éxito que esta va a tener, Alfonso Arau rodó la película en 1992 con el guión de la misma escritora la que fue traducida a mas de treinta idiomas y fue galardonada con el premio ABBY ( American Brookseller Book of the Year) galardón que por primera vez fue concedido a un escrito extranjero. La película tuvo tanto éxito que fue nominada para el Goya en 1993.

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